sábado, diciembre 15, 2007

EL TELÉFONO

(S.Hidalgo)

Desde el coche
el paisaje es una película verde
a velocidad desmedida.
Los árboles se abrazan.
La carretera horada a dentelladas
túneles en la roca.
El sol simplemente se manifiesta.

El teléfono.
Un número anotado en el dorso de una entrada
al Museo Interactivo de la Ciencia.

(En el cuello tengo dibujado
tu insistente ruego de una llamada
que sabes que, de cualquier manera, haría.)

El auricular tiene un mortecino tono
de electroencefalograma plano.

¿Estás ahí?

Hace frío.
La tarde no va a ser capaz
de detener a la noche por más tiempo.
Los coches comienzan a acercarse
con los ojos encendidos,
como gatos alimentados a pilas.

¿Estás ahí?

El último tono ha dejado en el auricular
un sobrecogedor silencio;
y, al cabo, acude un empleado,
como un juez de guardia,
a certificar la muerte del teléfono.

S.H. , Julio 1997

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