jueves, marzo 05, 2009

OTOÑO MUSICADO



A mis oídos acude el gorgoteo vital
de la pecera;
el intercambio de oxígeno
que en la minúscula superficie del agua
-tan alejada del inmenso mar-
realizan mis ahijados:
dos inquietos peces de colores.

Invaden la sala
los espectros de Mozart y Scarlatti
y el sosiego de la flauta
en el andante que acompasa mi pálpito
a las nocturnas horas del día decadente.

Y luego,
con el tacto de la piel fresca y joven
un adagio se diluye en la incipiente madrugada.

En el patio,
un leve soplo de brisa
descabalga de sus ramas
las primeras hojas
del neonato otoño.

S.H.

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